VACACIONES DE NAVIDAD
El día 24 de diciembre vino el Olentzero; tenía muchas ganas que llegara ese día para que me trajera las botas de fútbol aunque no estaba muy segura de que me las trajera pero... tenía esperanzas. Ya llego la noche; la familia de mi padre y mi familia fuimos a cenar a el piso nuevo de mi tío. Después de cenar esperando a las doce estuvimos jugando a las cartas y como siempre gané yo. De repente oímos un ruido, fuimos a ver lo que había pasado y... estaban los regalos. ¡ Qué ilusión nos hizo!. Ya sabia yo, estaban mis botas nuevas, las que son parecidas a las de Messi, las doradas y eso fue lo que me trajo el Olentzero.
Yo estaba esperando a que llegase Noche vieja como siempre haciendo deberes, al final llegó. Esta vez nos tocaba celebrarlo con la familia de mi madre.
Por la noche estuvimos cenando y después de cenar estuvimos mis primos y yo jugando mini hockey sobre hielo y cuando estábamos muy entretenidos nos llamaron para comer las uvas. A mi como siempre sin pepitas porque una vez casi me atraganto con una pepita, así que ya les he cogido manía.
Después de comer las uvas tomé un poco de champán pero solo para brindar, después de celebrarlo llamamos a la otra familia... Bajamos mi padre, mi tío, mis primos y yo a la calle a tirar unos cuantos petardos. Nos divertimos mucho.
En Año Nuevo nos quedamos a comer donde mi tía y como siempre con las deliciosas gambas a la plancha que hace mi abuela, estaban exquisitas pero con mi tío, mi padre, mis primos y el novio de mi tía no duraban ni cinco minutos, solo probé cinco gambas.
Tras días y días haciendo deberes por fin llegó el 5 de enero, el día de la cabalgata. Fue fascinante pero lo que más me gustó fueron los caballos, ¡que bonitos! Eran marrones, blancos...
Después fuimos a tomar un chocolate con mis tíos y una amiga. Nos sentó muy bien porque se nos quedaron los pies fríos con la cabalgata.A la noche mis tíos se quedaron a cenar, pero no se quedaron mucho porque como sabéis hay que ir pronto a la cama para que vengan los reyes.
Al día siguiente me levanté a las nueve y media, como siempre la primera. Fui al salón a ver si habían dejado los regalos y acerté: estaban ahí. Después de eso desperté a mi hermana y luego a mis padres. Fuimos a abrir los regalos. Mis padres estaban medio dormidos pero de todas formas abrimos los regalos y yo tuve ¡UN ORDENADOR! ¡qué regalazo! ¡no me lo esperaba!. Me puse super contenta y a mi hermana como siempre le dejaron diez o doce regalos.
Comimos donde mi abuela e hizo su plato perfecto: escalopines ¡que buenos estaban!
Yo estaba esperando a que llegase Noche vieja como siempre haciendo deberes, al final llegó. Esta vez nos tocaba celebrarlo con la familia de mi madre.
Por la noche estuvimos cenando y después de cenar estuvimos mis primos y yo jugando mini hockey sobre hielo y cuando estábamos muy entretenidos nos llamaron para comer las uvas. A mi como siempre sin pepitas porque una vez casi me atraganto con una pepita, así que ya les he cogido manía.
Después de comer las uvas tomé un poco de champán pero solo para brindar, después de celebrarlo llamamos a la otra familia... Bajamos mi padre, mi tío, mis primos y yo a la calle a tirar unos cuantos petardos. Nos divertimos mucho.
En Año Nuevo nos quedamos a comer donde mi tía y como siempre con las deliciosas gambas a la plancha que hace mi abuela, estaban exquisitas pero con mi tío, mi padre, mis primos y el novio de mi tía no duraban ni cinco minutos, solo probé cinco gambas.
Tras días y días haciendo deberes por fin llegó el 5 de enero, el día de la cabalgata. Fue fascinante pero lo que más me gustó fueron los caballos, ¡que bonitos! Eran marrones, blancos...
Después fuimos a tomar un chocolate con mis tíos y una amiga. Nos sentó muy bien porque se nos quedaron los pies fríos con la cabalgata.A la noche mis tíos se quedaron a cenar, pero no se quedaron mucho porque como sabéis hay que ir pronto a la cama para que vengan los reyes.
Al día siguiente me levanté a las nueve y media, como siempre la primera. Fui al salón a ver si habían dejado los regalos y acerté: estaban ahí. Después de eso desperté a mi hermana y luego a mis padres. Fuimos a abrir los regalos. Mis padres estaban medio dormidos pero de todas formas abrimos los regalos y yo tuve ¡UN ORDENADOR! ¡qué regalazo! ¡no me lo esperaba!. Me puse super contenta y a mi hermana como siempre le dejaron diez o doce regalos.
Comimos donde mi abuela e hizo su plato perfecto: escalopines ¡que buenos estaban!
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